Lo que el lector encontrará en este libro es la forma como nos conducimos frente a la incertidumbre e insatisfacción de necesidades básicas y motivos trascendentes. Además de un conjunto de reflexiones filosóficas sobre el estado del mundo en las primeras décadas del siglo XXI, con una intención pedagógica y terapéutica, sin el afán de presentar un modelo de interacción humana infalible, por el contrario, me gustaría que este texto guiara nuestro actuar en la construcción de relaciones interpersonales y sociales encaminadas a la armonización comunitaria y la búsqueda de la paz en un sentido más dialogal que impositivo de una verdad.Desde los usos pedagógico y terapéutico de la voz media, hemos de asumir que la ética aristotélica cimentada en el desarrollo de la virtud conduce, una vida prudente y razonada, al justo medio. Al ethos fundamental del sujeto pensante (ego cogitans) y la cosa extendida (res extensa) le sumamos un conjunto de claves para la construcción del diálogo en el contexto de un continuo fluir de la vida y un ajuste creador que abra paso al contacto entre las diferencias.En el enfoque que terapéuticamente ha estado presente en mi trayectoria profesional: la psicoterapia Gestalt me sigue haciendo eco en el enfoque fenomenológico del comportamiento humano y particularmente cuando Jean Marie Robine caracteriza el contacto como el fenómeno primero y que solo después se actualiza con la forma de sí mismo y del mundo (Robin, 2002: 8) por la vía de una mayor conciencia del campo de interacción organismo-ambiente en la que progresivamente el sujeto activo adopta la voz media de la que habla Paul Goodman (2002: 24), una fase final de la asimilación del cambio que corresponde la conciencia de ser con el mundo.No resulta fácil hablar de lo que se ha logrado de siglos de encuentros entre unos y otros con todas sus diferencias y proponer un modelo de relaciones humanas para el logro de la paz perdurable; está visto que los intentos son muchos, y aunque se ven rasgos evolutivos en nuestras sociedades, estamos muy lejos de lograrlo. A pesar de tantos filósofos políticos y expertos del comportamiento que han sugerido acciones sensatas y viables, el egoísmo y la codicia humana sigue ganando la batalla una y otra vez.A pesar de todo sigue habiendo una mayoría de entre las mentes críticas y muchas más insatisfechas, el deseo de que las personas podamos acceder al camino de la concordia sin arrebatos, evidentemente atendiendo e integrando las diferencias existentes entre formas de vivir y pensar, y sobre la base de un ethos fundamental. Es una condición ineludible establecer los principios mínimos en los que la mayoría converja para poner fin al poder económico, político y religioso como está operando, e independientemente de las posibles alternativas, dejemos de poner en duda la capacidad del ser humano para razonar sobre las acciones de convivencia general, donde no persista el miedo de expresarse y que las situaciones de indefensión de unos y la supremacía de otros pocos, esos que se aferran al control unilateral sin reparar en el cuidado de la dignidad de las mayorías marginadas e insatisfechas en términos de los mínimos satisfactores para el logro de una vida tranquila, pacífica y feliz.La intención es más o menos clara y ambiciosa en cuanto a la mirada de esperanza que hacia las últimas páginas propongo, respondiendo a la pregunta ¿es posible en el ámbito de las relaciones humanas contemporáneas dar mayor peso a la relación empática en donde la alteridad conduzca al respeto, legitimidad del otro en la convivencia y al mismo tiempo nos encaminemos hacia el logro del ansiado bien común? Sin duda la verdad como búsqueda filosófica y en particular teológica debería estar más ligada a la confianza fundamental, la trascendencia vital y la praxis como un camino viable hacia la felicidad. Cada persona capaz de mirarse a sí misma en la perspectiva del autoconocimiento ligado al cambio continuo y asunción de emociones y pensamientos que le permitan convivir y elegir la acción fundamental de ser felices, entenderá que la escucha activa y el diálogo empático serán la base de esta construcción: expresarse dentro de sus conversaciones en voz media.
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