Ni la mente ni el arte conocen de temas vetados. La escritura puede servir como canalizador de los odios proyectados, los miedos arquetípicos, las violencias masculinas, el autodesprecio desplazado, la dicotomía humana, los célibes involuntarios, la culpa como delimitante moral. Si a los setenta te endiablas cuando la vida te enseña o te describe a través de verbos, es que no has aprendido nada o tienes un problema. Marca: Não Informado