A diferencia del flâuners, el caminante contemporáneo está ansioso por volver a casa, por eso su mascota de compañía es un gato: alguien que espera por él y que tampoco sabría qué hacer en esa ciudad, ajetreada y agresiva, que sólo parece descansar en los bordes de la noche. El mal de cada día es un poemario que evoca y exorciza esa voz. Marca: BIBLIOMANAGER